sábado, 7 de julio de 2012

Despertar de un sueño, y que todo sea realidad.




Poco a poco abro los ojos, fijándome en la tenue claridad que entra por la ventana. Justo la suficiente para ver, que mi cama está cubierta de pétalos de rosa, rojos como la sangre. Sin poder evitarlo, una sonrisa escapa de mis labios. A mis pies hay un sobre, que contiene una carta que dice:

Buenos días princesa, espero que hayas dormido bien. Hoy, es un día especial. Es el día en el que hace ya seis meses que estoy a tu lado. Seis meses en los que hemos compartido mil y un momentos. Seis meses inolvidables,  únicos y especiales: como tú. 
PD: Te amo.

Me dejo caer sobre la almohada y suspiro. ¿Como puede ser tan perfecto? Cierro los ojos y pienso en como lo amo. En lo imprescindible que es. En las ganas que tengo de que me bese. De que me acaricie. 
Entonces se abre la puerta de mi habitación, por donde aparece él con unos tejanos oscuros, y una camiseta negra que se le ciñe marcando su ancha espalda. Me sonríe y me guiña un ojo. Viene hasta mi cama, con una bandeja en las manos. Es tan increíble que me ha traído a la cama el desayuno.

-¿Tienes hambre preciosa?
-No... tengo ganas de ti. Ven aquí y cállame con un beso.

Aparto la bandeja y la dejo en el suelo, me deshago de las mantas y me tiro encima de él. Mis labios buscan los suyos desesperadamente. Él me acaricia la espalda, probocandome un escalofrío. Besos, besos y más besos. Hasta que entonces se aparta, apoya su frente contra la mia y me mira directamente a los ojos. Su mirada, en la mía.


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