Tengo los ojos cerrados. Los rayos de sol, acarician mi piel. La leve brisa, que me provoca un escalofrio me recuerda que estoy en la playa. Poco a poco, me despejo y lo busco con la mirada. Esta sentado en la orilla, sin camiseta. Al mirarlo, se me escapa una estúpida sonrisa. Esa sonrisa que significa, que ya estas perdida. Que ya no hay vuelta atrás. Que no quieres perderlo, que quieres ser feliz durante el resto de tu vida, junto a él. Entonces me acerco a él por la espalda, le abrazo y le susurro: Tengo ganas de ti. Él se gira para mirarme a los ojos, se acerca despacio hasta mi, me acaricia el cuello con su mano derecha, mientras con la izquierda intenta desenredar mi ondulado pelo castaño. Entonces baja la mirada, y se da cuenta de que voy en braguitas, y con su camisa.
-Te va un poco grande, ¿no?
-Me da igual. Me encanta porque huele a ti.
-Uff... es lo que tiene que sea la que uso para ir al gimnasio. ¿Cuanto hará que no la labo? ¿3 meses?
-Idiota...
Y poco a poco, su boca se acerca a la mia. Siento su olor muy cerca. Su respiración y la mia se confunden. Con una mano le acaricio el pecho, y asi, mientras compartimos un beso más, escucho el latido de su corazón.
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