jueves, 31 de mayo de 2012






-¿Se puede saber que haces?
-Hacerte una foto.
-¿Y por que?
-Porque yo hago fotos a las cosas BONITAS.









-¿Me quieres?
-Puede ser.
-Odio esa respuesta.
-A mí me encanta la cara de circunstancia que pones y me gusta verte así de insegura.
-Te odio, ¿cómo eres así?
-Te quiero.
-¡Ajá, te pillé! Yo también.






-Me encanta cuando sonríes.
-¿Y eso? No lo sabía, ¿porqué?
-Porque tienes una sonrisa preciosa, además ese brillo en los ojos me mata, me pasaría el día mirándote.
-Pues vas a ver esa sonrisa por muchos años... tantos como tú estés a mi lado.































Me gusta la forma de tus labios, el roce de tus dientes con los míos, que me muerdas sin querer, sentir el aire caliente que sale de tu nariz rozando mi cara; tus pestañas y la peca que tienes en la mano derecha; los pliegues que aparecen en tu frente cuando frunces el ceño, que no puedas evitar las ganas de esbozar una sonrisa y las arruguitas que se te forman a cada lado de la boca; la suavidad de tu piel, remover tu áspero pelo y la manera en que desabrochas cada botón de tu camisa; tu mirada, el color de tus ojos, que me susurres al oído, sentir un nudo en el estómago cada vez que me abrazas y reirme a menos de un milímetro de tu cara; tu casa, tu cama, el papá noel que cuelga en navidad uno de tus vecinos y cada uno de tus movimientos; que te brillen los ojos cuando cuentas algo que consideras emocionante, lo difícil que es verte realmente feliz y saber que a veces soy la única que consigue que lo seas; tu olor, cómo te vistes, tu cuerpo entero, cada uno de tus huesos y tus manos, no mucho mas grandes que las mías; quedarme mirándote fijamente cuando llevas gafas de sol creyendo que no me ves, tus gestos y las mil tonterías que se te ocurre contarme siempre; la música que escuchas, alguna canción en especial, tus calzoncillos; que intentes ser mejor y conocer cosas nuevas; observarte mientras comes, tus padres, la nariz de tu hermano, la espalda, el modo en que me sirves agua; lo impulsivo que eres, escuchar tu voz por teléfono, que cuentes conmigo para lo bueno y para lo malo, tu risa.




-¿Cómo estas?
-¿Sentimentalmente?
-Sí.
-¿Tú cómo estas?
-Bien.
-Entonces yo estoy bien...





-Hey, ven aquí. No llores. No llores por favor.
-Yo...
-Shh, tranquila. Estoy aquí, ¿lo ves? Estaré aqui siempre, esperando a que vuelvas de donde quiera que estés .
-Podría quererte eternamente , lo sabes ¿verdad?





-No te enamores, vas a sufrir.
-No nazcas, vas a morir.





Eres preciosa 

-Mírame. Soy un desastre. 
-Te estoy mirando... Y eres preciosa. Eres una chica preciosa, inteligente y auténtica.




 

-¿Que te pone nerviosa?¿Un beso o un mordisco en el cuello mientras se te eriza la piel? 
-No... Que te digan muy muy muy bajito al oído te quiero.







 

-¿Cuándo fue la última vez que viste las estrellas con los ojos cerrados? 
-Cuando por un segundo me rozaste.





 


-Tengo que confesarte una cosa. Me encanta pasar delante tuya, porque sé que voy a hacerte desviar la mirada y que, cuando me dé la vuelta y te vea hacerlo, te vas a girar y te vas a reír ocultándomelo... 
-¿Y sabes que es lo mejor de todo? Que aunque no pases por delante, consigues desviar mi pensamiento y hacerme sonreír delante de todo el mundo.


Dile...


A tú lado la vida es menos puta 


-Si me pasa algo...
-No te va a pasar nada.
-Bien, pero si me pasa... dile que me encanta como me sonríe por las mañanas, como me mira, y cómo huele. Que aunque me queje, me encanta que se haga el duro ante los problemas y que intente hacerme creer que él puede solo con todo. Que me encanta su voz normal, gritando, susurrando.. y hasta cuando se acaba de despertar.



(L) 

-Las palabras se las lleva el viento.
-¿Todas?
-Sí.
-¿Seguro?
-Supongo que sí.
-Yo que tú no estaría tan seguro...
-¿Por qué?
-Porque te quiero, y eso nunca se lo podrá llevar el viento.
-¿Cómo estás tan segura?
-Porque te lo recordaré todos los días de mi vida.

Hombres de Paco


Los Hombres de Paco 

-Si me quieres dime que no me quieres 
-No te quiero 
-Lucas si me quieres dime que nunca estaremos juntos 
-Nunca estaremos juntos. 
-Si me quieres dime que soy una cría 
-Eres una cría

Solo tú sabes el motivo de mi sonrisa - Capitulo 20


Mi foto


















Capítulo 20:


Mi móvil suena, cierro los ojos con frustración. Cojo el móvil de mi bolsillo derecho del pantalón, miro la pantalla: Mamá. Le enseño la pantalla a Travis.


-Cógelo, debe de estar preocupada. – Le hago caso y lo cojo.
-Hola mamá…
-Cariño, ¿estás bien? – Me pregunta, preocupada.
-Sí, ¡claro que estoy bien! Genial, estoy genial. – Le digo con ironía.
-Cariño, sé que quieres estar con Travis pero… Tienes que venir a Madrid con nosotros.
-No, mamá. ¡No!
-Lo siento hija, pero solo tienes 16 años y no podemos dejarte sola.
-No estaré sola, estaré bien. 
-No me sentiría bien dejándote allí, tan lejos de nosotros.

Mi madre no entiende nada y mi padre menos. ¿Cómo les va a entrar en la cabeza que con quien quiero estar es con Travis? Ya no sé como decírselo…

-Mamá, no quiero ir a Madrid. Quiero quedarme aquí. Nos veremos a menudo, ya verás. 
-¿Esto lo haces porque no quieres dejar a Travis?
-Si, mamá. ¿Ahora te enteras? 
-Vamos a ir a Madrid.
-Vais a ir a Madrid. – Le corrijo.
-Basta ya _______. Me estas empezando a cansar.
-¿Yo? ¿Cansarte?
-Sí, a mí y a tu padre. ¡Vas a venir con nosotros a Madrid y punto! ¡¿Te ha quedado claro?! – Me dice chillando.

De nuevo, otra lágrima mancha mi cara. Travis me la seca, acariciando mi rostro, serio. Tengo suerte de que esté allí conmigo.

-Pero mamá… - Le digo ya con la voz entrecortada por el llanto - Yo no quiero irme, yo no quiero dejar a Travis… ¿O es que no os habéis parado a pensar lo mucho que lo quiero?

Mi madre se calla. No dice nada. No sabe que decir. Hasta que al final, acaba hablando.

-Ven para casa y lo hablamos.
-No mamá, no quiero ir a casa.
-Ven con Travis, si él quiere. Aunque no te extrañe que te deje al ver como es tu padre.
-¿Pero qué dices, mamá? ¡No me va a dejar por eso! Al contrario, lo que ha conseguido papá es que aun esté más con él. 
-¿Más de lo que ya estás?
-Pues sí.

La oigo suspirar. Miro a Travis que me acaricia la mano que no tengo ocupada por el teléfono y me mira serio, aunque sé que se muere de ganas de abrazarme. Si os soy sincera, yo también.

-Bueno mamá. Ahora nos vemos. – Le digo para finalizar la llamada, seguidamente cuelgo.

Miro a Travis después de guardar el móvil en mi bolsillo. Espero alguna respuesta de él, sé que la tiene. Aunque no haya escuchado toda la conversación, se lo imagina.

-Sabes que no voy a dejar que te vayas. ¿Qué haría yo sin verte, pequeña?

Lo vuelvo a abrazar. De nuevo. ¿Cuántas veces lo he abrazado ya? A saber, pero me encanta abrazarle. 

-¿Qué hago sin ti? – Me pregunta y sigue hablando- Ya me gustaría que esto fuese para siempre.
-Y lo será, ¿no? – Le pregunto mirándolo, aun con los ojos humedecidos, esperando su respuesta.
-Pues claro, princesa. – Sonrío - Venga, vamos para tu casa.
-Vale.

Cogemos la moto y nos dirigimos a mi casa.

Llegamos y aparcamos. Mientras estamos subiendo con el ascensor, me miro en el espejo de este, viendo como mi mejilla aun está roja.



-¿Te duele? – Dice Travis, acariciando mi mejilla.
-Un poco. – Le contesto - Aun no me creo lo que ha hecho.
-No es normal. Pero después de todo lo que le dijiste, reaccionó de una manera inesperada.
-Necesitaba decírselo. Le tenía que quedar claro…
-No te preocupes, que claro le habrá quedado. Ya verás. – Me asegura él.

Salimos del ascensor al llegar al cuarto piso. Cojo las llaves de mi bolsillo y abro la puerta. Entramos y cierro la puerta. Dejo las llaves en el mueble del recibidor y los dos nos quitamos la chaqueta. Las dejamos colgadas en el perchero y nos dirigimos hacía la cocina, donde se encuentra mi madre. Cojo la mano de Travis, por si acaso.

-Hola mamá… - Saludo.
-Hola, Maite. –Saluda Travis.
-Hola chicos, ¿Estáis bien? ________, ¿estás bien?
-Sí, estoy bien… Estoy genial, mamá. – Le digo utilizando de nuevo la ironía.
-Papá y yo hemos estado hablando y…
-Y…

Siento mi cuerpo tensarse, esperando esa respuesta. Ese “y…” y su cara sin expresión alguna me hace dudar bastante. Mi mano presiona más la de Travis. Le miro con nerviosismo, él también, aunque rápidamente fija los ojos en mi madre, escuchando atentamente.


-_______, tu padre quiere hablar con Travis…



Eso quiero


-¿Entonces que quieres de mi? 
-Que cuando te mire dentro de 30 años me sigas poniendo nerviosa.



-Me encanta cuando te haces el dormido en el sofá para que yo te dé un beso. 
-Y a mí me gusta que, aun sabiendo que no estoy dormido, lo hagas.



-Me debes tomar por loco. 
-Si, pero me gustan los locos. 
-A mi también.



-No sé si me quiere...nunca lo voy a saber. 
-Es muy fácil... Si no te quiere pagaría por acostarse contigo, y si de verdad te quiere, mataría por tan solo verte dormir.



-Eh... ¿qué miras?
-Me estaba fijando en tus labios... son preciosos, ¿sabes? 
-Creo que serían más bonitos si estuvieran junto a los tuyos...



Me mira, me escucha, me comprende, me ayuda, me dice la verdad, me mima, me sabe cabrear, me dice mis defectos, y virtudes, me hace feliz, me hace estar triste, me pone de los nervios, me sonríe, me ralla, me quiere, y lo más importante de todo... que lo hace siempre.


miércoles, 30 de mayo de 2012



Me podré rendir las veces que tenga una posibilidad, pero jamás dejaré de intentarlo. Porque mi vida está basada en caídas y tropezones que luego se curan con el tiempo; heridas dolorosas o raspones leves que al verlos me recuerdan que debo volver a por mis principios.
Son travesías que el destino me tiene preparadas para el momento justo. Ya sabes, de ésas en las que me involucro inocentemente.




Ten en cuenta, que te estás enamorando de una chica llena de miedos y sueños, que estás eligiendo a una chica con un pasado turbulento, estás eligiendo enamorarte y aceptar mi inmadurez en el aspecto del amor. Que quizás me moleste por cosas que ni van ni vienen, y te pida que me abrazes aun cuando estés enfadado. Ten en cuenta que soy una chica con sentimientos que no quiere algo perfecto, sino algo real. Que me enamores todos los días cada segundo, no cada vez que me veas alejarme.


En ese momento


Y cuando te olvide, cuando deje de pensar en ti, en tu sonrisa, en tu forma de hablar, y en tu forma de lamerte los labios antes de pronunciar una palabra, cuando pase el tiempo, y no te vea como algo inalcanzable, cuando pueda decir "no me importa", cuando te consiga olvidar completamente; en ese momento, en ese instante, te darás cuenta de que estas enamorado de mi, de que no puedes parar de pensar en mi de otra manera que no sea besándome o acariciándome. En esos momentos lo pasarás tan mal como yo, verás que ya no me importas, que estaré con un chico que vea lo que de verdad soy cuando esta a tiempo, no como tú, que te enamorarás de mi tarde, demasiado tarde...


El rumbo de las cosas



La vida es como una moneda que tiene dos caras.
A veces puede tocarte el lado bueno y otras sin embargo el malo, a veces te toca la cara y otras en cambio la cruz… Pero siempre ocurre o uno o lo otro.
La vida es como un juego de azar; tienes que jugar. Tienes que arriesgar para poder ganar.
Es cierto, a veces se pierde, todo se va y se esfuma como un sueño inalcanzable, pero en eso consiste: en intentarlo. En poner todo de tu parte para conseguir la victoria, para conseguir ganar la partida.
Por eso debes aprovechar cada instante, cada oportunidad que se aparezca en el camino, y vivir el fracaso si es necesario, experimentar el dolor causado, disfrutar de cada momento como si fuese el último, respirar, como si fueses a soltar tu último suspiro, sentir cada pequeño y minúsculo momento como si se fuese tu vida en ello.
Equivócate, comete errores y aprende de ellos. Porque puede, tan solo puede, que algún día te decidas a cambiar el rumbo de las cosas y sea demasiado tarde.






ES DIFÍCIL OLVIDAR A ALGUIEN QUE TE DIO TANTO PARA RECORDAR...



Una-de-las-mas-hermosas
No-es-que-me-caigas-mal

-¿Que haces?
-Amarte cada vez mas, ¿y tú?


Porfavor:$



No me cae mal; solo me molesta que respire, solo eso.



Solo tú sabes el motivo de mi sonrisa - Capitulo 19



Capítulo 19:

Nos dirigimos hacía la moto. Cuando sé que mis padres se han marchado ya que escucho como el coche está en marcha y se va del aparcamiento, mi mano, la que esta cogida a Travis, empieza a temblar. Travis me mira mientras mis ojos vuelven a humedecerse. Me abraza y justo cuando sé que solo estamos él y yo, que estoy entre sus brazos y que puedo estar segura empiezo a llorar. A soltar todo lo que llevaba guardado por culpa de mi padre.

-No puedo más, Travis… - Le digo entre sollozos.
-Lo siento mucho, pequeña…
-¿Por qué? La culpable soy yo, ¿o es que no lo entiendes?
-Mira, ______, si yo no le hubiera dicho a tu padre que iba en moto, nada hubiese pasado. Lo mataría, le hubiese dicho de todo. Pero es tu padre y es el que ha hecho que existas.
-Ahora me da igual.
-¿El qué?
-Existir.
-¿Te da igual existir? 
-Sí, me gustaría morirme ahora mismo.

Lo digo tan seria y tan enrabiada con mi padre de que me olvido de que Travis está ahí apoyándome, conmigo, a mi lado. Al pensar en eso y al mirarlo a los ojos, empiezo de nuevo a llorar. Volviéndolo a abrazar.

-Lo siento de veras… Soy una idiota.
-No lo eres. Eres una de las personas más importantes para mí y no sé qué haría sin ti ______, no quiero que te vayas a Madrid.
-Yo tampoco quiero irme y no voy a irme.
-Tus padres… - No le dejo acabar.
-Mis padres que digan misa. Yo quiero estar contigo.
-Y yo amor, y yo…

Vuelvo a cogerle de la mano y vamos caminando el poco camino que falta para llegar a la moto. Al llegar, él se apoya en ella y me rodea con sus brazos.

-Te quiero muchísimo pequeña…
-Yo más, no sabes cuánto.
-Más que yo, no, eso es seguro.
-Pero si me obligan a irme a Madrid…
-No sigas, por favor.

Lo miro bien. Tiene los ojos llorosos, yo también. Lo abrazo, de nuevo. Me gusta estar entre sus brazos, me siento querida.

-Intento no pensar en lo lejos que estas, el amor que siento no lo puedo controlar…  - Empieza a cantar él la canción de “Quédate conmigo”, de nuevo.
-Te extraño tanto que mi corazón va a estallar, vuelve ya, por favor, no me hagas esperar… - Le sigo yo, cantando. Mientras las lágrimas dejan que mi cara se humedezca.
-Te doy la luz de mis ojos para que me puedas ver y no sufras mas por mi, siento tu olor, me estremece el corazón, no te vayas por favor… - Cantamos de nuevo los dos, siguiendo la canción. 
 
Pero no puedo seguir cantando porque rompo a llorar desconsoladamente, de nuevo, abrazándome a él. Él me estrecha entre sus brazos suavemente.

-Ya está, pequeña… 
-No soporto el pensar que no puedo estar contigo…
-No llores más… - Me dice levantándome la cabeza que tengo escondida en su hombro, cogiendo suavemente mi barbilla, haciendo que lo mire. – Te quiero ______…
-Yo también te quiero, mucho. Pero no quiero irme, cuando por fin tengo a alguien que de verdad me quiere, debo irme. No es justo.
-Ya lo sé que no es justo, pero tus padres son los que, hasta que seas mayor de edad, te controlan y vigilan. Y me duele muchísimo tener que decirte esto ________, pero… Debes hacer lo que te digan. Debes irte a Madrid.
-No. Lo seguiré negando. Sé que lo dices para que mi padre no se vuelva a enfadar… Pero a mi padre no le pienso a hablar en la vida. Lo que me ha hecho no tiene perdón alguno. 
-Y entonces, ¿quieres quedarte conmigo?
-¿Lo dudas? 
-No, lo sé.
-Creído.
-No, amor. Creído no, guapo sí.
-Las dos cosas mejor. – Digo formando una sonrisa.
-Ah, ¿lo de guapo también? ¡Lo sabía!
-Vale, ¡eres un creído cariño! – Le digo riendo.

Él también ríe. Hace un momento llorábamos y ahora reímos… Somos de lo que no hay. Es el mejor, no hay comparación. No sé qué haría sin él, mejor dicho: no sé qué haré sin él si debo irme a Madrid. 






~Prefiero morir ahora que prolongar mi muerte si no tengo tu amor.~




~Sólo dame una oportunidad. No permitiré que nadie te haga daño.~


Hey idiot, I love you



-Eres un idiota.
-Ya lo sabía.
-Si, y por eso no me sorprende.
-¿Era eso lo que me querías decir?
-No, yo te quería decir que eres un idiota, pero que me acuerdo a la perfección de cuando nos conocimos, que casi sin darme cuenta empezaste a ser imprescindible para mi, y en muy poco tiempo te convertiste en alguien esencial para mi. Eres el idiota por el que se me acelera el corazón cuando te veo aparecer, sonrío solo de pensar en ti y cuando pronuncias mi nombre me elevas a la nubes. Porque podrás tener mil defectos, tantos o más que yo, pero que sepas que juntos podemos llegar a la perfección.
-...
-Entonces, ¿que me dices?
-Que quiero ser tu idiota por el resto de mis días.







Loca, loca de quererte tanto, de reír a carcajadas por recordarte cada instante, de llorar si te enfadas, de celos. Loca de placer, tan sensual y salvaje a la vez, de descubrir todo aquel miedo que tengo guardado por ti, por si te vas por si se acaba esto tan bien alimentado con el paso de los meses, loca, loca yo de ti, y tu de mi. Descubrir mil mundos al recorrer tu cuerpo, de mirarte hasta quedarte dormido. Te quiero, lo sé, me ganaste poquito a poco, ¿quién me quita ahora la sonrisa? nadie, ahora ya no, nadie puede. Sí, lo sé estoy, loca, loca de amor, por todo lo que me distes, por todo lo que me das, por lo que aun te queda por darme, si te veo sonrío, si me llamas, sonrío, si me escribes, sonrío, si me dices te quiero sonrío...
Ya no se hasta que punto estoy loca,pero sí se que estoy loca de ti, de mí, de nosotros. Loca de amor.



Hay-cosas-que-amo-de-la-vida

martes, 29 de mayo de 2012


-¿Se siente sola? 
-¿Quién? 
-La neurona que te queda, gilipollas.




-¿Te drogas? 

-¡No! bueno... ¿su sonrisa cuenta?




Mola llegar al momento máximo de la risa, donde no puedes respirar y solo puedes aplaudir y golpear cosas.




-¿Eres gili?
-¿Yo gili? Pero si no sabes ni insultar.
-No bonita, lo que pasa es que la parte que falta en la palabra te la has comido ya.







-¿Te puedo decir una cosa?
-Sí, dime...
-No te acostumbres a mí.
-¿Cómo?
-Que no te acostumbres a mí, ni a mi risa, ni a mi hiperactividad, ni a mi sonrisa en esos momentos, ni a mis besos, ni a mi olor. No te acostumbres a como te miro o te dejo de mirar, no te acostumbres a mi cara cuando te ríes de mí, no te acostumbres a mi rabia, ni a reírte de las cosas que digo. No te acostumbres...
-¿Y eso a qué viene?
-Viene a que yo ya me he acostumbrado a todo lo tuyo, y si lo pierdo lo pasaría mal, y no quiero que tú lo pases mal, nunca.