viernes, 25 de mayo de 2012

No se lo demostraré



Un segundo. Un segundo basta para reabrir una vieja herida.
¿O es que acaso no estaba cerrada?
Un segundo. Una mirada. Un favor. Y me tiró abajo.
De poco sirve que me haga la dura frente a él si después me derrumbo. No tiene sentido, la verdad.
Y no sé qué mierda me sucede, por qué reacciono así.
De veras, no tiene sentido. ¿De qué sirve que me mire de lejos si no me habla? ¿De qué sirve que me hable si lo único que me dice es que le tire algo a la basura?
Sé que no tengo motivos de estar así, y que esta situación no debe tirar al suelo toda la felicidad que tenía estos días... Sabía yo que estaba todo demasiado bien... pero sigo siendo igual de débil... aunque, claro está, no se lo demostraré.



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