-No me dejes - susurra.
- Oh, por el amor de Dios, ¡no! ¡No me voy a ir! - grito - Ya, lo dije. Y no me voy a ir.
- ¿De verdad? - Sus ojos muy abiertos.
- ¿Qué puedo hacer para hacerte entender que no me voy a ir? ¿Qué puedo decir?
Él me mira, revelando su miedo y angustia. Traga.
- Hay una cosa que puedes hacer.
- ¿Qué? - estallo.
- Cásate conmigo - susurra.
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