Muchas veces te deseo así y pienso: ¡cómo no estás aquí! Juntos miraríamos llover mansamente, quitaría mis ojos de la lluvia para mirarte a ti, estaríamos callados un buen rato y no seria necesario decir: te quiero y volvería a saber que eres dulce, tibia y deliciosa, como la lluvia…
– Jaime Sabines
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