martes, 17 de julio de 2012




Que te acerques a mi, que me roces, que me hables, el simple hecho de oír tu nombre me hace temblar ya. 
Cada canción que escucho, cada palabra que dicen, cada gesto que veo me hace recordarte.
Y es que el color de tus ojos no se olvida por mucho empeño que se ponga en ello. 
Tu risa, esa inconfundible, la que conviertes en menos de un segundo en carcajada, tan única, tan feliz, tan tuya. 
Tu pelo, tu tez, tus labios, las pestañas que dan sombra a esos ojos, tus manos, tu cuerpo... todos y cada uno de los miembros de tu cuerpo me atraen de una forma más potente de la que jamás pude imaginar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario