Querer a alguien nos transforma, nos obliga a ser más que nunca lo que queremos ser, a buscar la mejor versión de uno mismo. A desear ser perfectos, a querer cumplir nuestras expectativas sobre nosotros mismos. Nos obliga a evolucionar. A crecer. A hacernos preguntas incómodas. A mirarnos a un espejo implacable. Una vez más, solos ante el abismo de lo desconocido. Solos ante nosotros mismos. Solos frente a alguien en quien quieres depositarlo todo.
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