jueves, 14 de junio de 2012




-¿Cuánto dirías que vales del uno al diez?
-Un ocho.
-¿Y si alguien te dijera que vales un siete?
-Me daría igual, he dicho que valgo un ocho, y es que valgo un ocho. Porque, ¿si yo no me quiero, quién lo hará? ¿Si yo no me valoro como debo, quién lo hará? Realmente, nadie me conoce tan bien como yo misma, nadie sabe absolutamente todo sobre mí, y en parte eso me reconforta. Soy libre, sí, soy un pájaro. 
-¿Sabes? Yo creo que eres un diez.
-Gracias, pero soy un ocho.



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