Capítulo 21:
-Tu padre quiere hablar con Travis.
-¿Conmigo? – Pregunta Travis, extrañado.
-No. Sé lo que quiere y no. – Niego yo.
-Está en el salón Travis, ve y habla con él.
-De acuerdo. – Acepta
Travis.
No puedo creerlo. ¡Travis va a hablar con mi padre!
Se va a liar y no quiero. Me sentiría culpable. Bueno, es que ya me siento
culpable de que Travis esté en todo este lío por mi culpa. Nuestras manos
siguen unidas. No quiero soltarle.
-Voy a hablar con él. No va a pasar nada, ¿vale?
-Si que va a pasar. Tú no conoces a mi padre.
-Pues ya es hora de que vaya acostumbrándose a que
esté con su hija y que se deje conocer. Hasta ahora, pequeña.
Me besa en la frente y se va de la cocina. Miro a
mi madre que me mira como diciendo: Ve y escucha. Al escuchar cómo se cierra la
puerta del salón corro hacía este e intento escuchar la conversación. Una
conversación que sin saberlo, iba a sacarnos, tanto a Travis y a mí, lágrimas.
Lágrimas de amor.
A través de esa puerta que tanto me gustaría cruzar
para estar con él:
-Hola, señor. ¿Quería hablar conmigo? – Dice
Travis, con voz seria, preocupada.
-Sí, siéntate. – Supuestamente, ya que solo puedo
escuchar la conversación, Travis se sienta.- Quiero hablarte sobre __________.
-Usted dirá.
-¿La quieres? – Le pregunta.
-Mucho. – Sé que lo dice de verdad, sinceramente.
-Y, entonces, si tanto la quieres, ¿serías capaz de
alejarte de ella?
-¿Cómo? – Pregunta sorprendido.
¿Alejarme de él? ¿Pero que está diciendo mi padre?
¡No! ¡Ni loca! Y él tampoco querría dejarme. Lo sé, me lo ha dejado claro un
millón de veces. Sigo escuchando.
-Lo que oyes. – Le contesta mi padre, borde.
-No podría alejarme de ella.
-Entonces no la quieres.
-Claro que la quiero, si no la quisiera me alejaría
de ella. Pero no es el caso, ella lo sabe.
-Ella sabe muchas cosas, por lo que veo, que no
debería saber.
-Lo que sepa ella no es cosa suya.
-Pero con quien salga sí. Es mi hija, y no quiero
que salga con un chico que tiene moto.
-Solo por eso, ¿quiere que me aleje de ella?
-Sí.
¡No! Solo por eso no es. Lo sé. A parte de la moto,
lo que le pasa es que se piensa que aun soy su niña, que aun soy pequeña. Pero
no, he crecido, muchas veces sin él, he hecho amistades y me he enamorado. De
Travis. Y no va a conseguir que me aleje de él. ¿Y si el viaje a Madrid es para
que me aleje de él? Ahora lo tengo claro. Sigo escuchando.
-No voy a alejarme de ella. – Dice Travis.
-Demasiado tarde, mañana lo harás. Nos vamos a
Madrid.
-Ella no quiere marcharse, no pueden obligarla.
-Somos sus padres.
-Ya, pero…
Oigo el timbre de casa. Voy a abrir. Cuál es mi
sorpresa al ver que quien ha llegado con un hombre es Lidia. ¿Qué hace aquí mi
profesora?
-Lidia… ¿Qué haces aquí? – Les pregunto.
-Veo que Travis aun no te lo ha explicado.
-¿El qué?
-Somos sus padres.
¿Sus padres? ¡Por eso solo ella sabía la sorpresa!
¡Es su madre! Y hace dos años estuvo en el festival porque su madre era también
la organizadora… Espera… Recuerdo:
“Iba a salir a cantar, cuando me fijo en un chico.
Es quien desplegaba el telón. Antes de que lo desplegase, antes de cantar, me
sonríe y me dice: Lo harás muy bien, ya verás. Él, durante la parte en la que
canté y que no fue saboteada por Sonia me estuvo sonriendo y yo, algunas veces,
en vez de mirar el público lo miraba a él. Pero después, cuando pararon la
música, bueno, cuando la paró Sonia, al salir corriendo y acabar el festival ya
no lo volví a ver. Y no me acordaba de él. Aunque, ahora, me doy cuenta, de que
él sí que se acordaba de mí. De que no me olvidó.”
-Travis me ha enviado por SMS lo que ha pasado,
resumido, claro. ¿Estás bien _______? ¿Y Travis? – Me pregunta Lídia.
-Sí, estoy bien. Está hablando con mi padre… Y se
va a liar. Si no es que se ha liado ya. He estado escuchando lo que he podido
tras la puerta pero no se escuchaba bien. – Le explico.
-¿Nos has estado escuchando? – Pregunta una voz
grave detrás de mí.
Me giro. Es mi padre. Los nervios me pueden, pero
el miedo aun más. Le tengo miedo a mi padre. Lo sé porque una lágrima, seguida
de otra empieza a salir de mis ojos. Mi madre también sale al recibidor.
-¿Ahora lloras? – Dice mi padre.
-¿Y Travis? – Pregunta Lidia.
-¿Quién es usted? – Le pregunta mi padre a Lidia.
-La madre de Travis y la profesora de ___________.
-Travis está en el salón. Llorando igual que tú ________,
como un crío pequeño.
Travis, ¿llorar? ¡¿Que ha hecho mi padre?! Mi cara
sigue mojada de lágrimas.
-Ves tú, por favor. Travis no llora por cualquier
cosa. – Me dice su padre, preocupado. – ¿Podemos salir a hablar fuera? – Le
pregunta a mi padre.
-Está bien. – Contesta mi padre.
El padre de Travis y el mío salen de la casa. Yo
miro a mi madre.
-Ves. No te molestes en pedirme permiso.
Después miro a Lidia.
-Como ha dicho mi marido, Travis no llora por
cualquier cosa. Te quiere. Eso tenlo claro, _____. Y tú tranquila que esto se
va a solucionar.
-Gracias Lidia. – Digo abrazándola.
-Estaremos en la cocina, no molestamos. – Dice mi
madre.
-De acuerdo. Hasta luego.
Ellas entran en la cocina y cierran la puerta. Yo
me dirijo hacía el salón, nerviosa, triste y culpable. Sin saber lo que podrá
pasar al abrir esa puerta. Deseando tenerlo junto a mí y poder abrazarlo.
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