Siempre hay una razón para sonreír. Puede ser de felicidad, de melancolía o tristeza. Puede ser una sonrisa cansada, desafiante a la vida que te tira y te destroza. Puede ser una sonrisa que transmita, que enamore o seduzca. Puede ser una sonrisa falsa, desesperanzadora o pesimista. Pero es una sonrisa. Por una sonrisa doy mi vida, día a día, por tener fuerzas para esbozarlas, y espíritu para recibirlas.
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