miércoles, 9 de mayo de 2012

Luciérnagas iluminando tus ojos‏





Abrí el armario, lo inspeccioné entero y alargué las manos directamente hacia un mini vestido rojo y sexy, ya era hora de estrenarlo. Llamé a mis tres mejores amigas y les propuse ir a la discoteca. 
Mis amigas también se pusieron muy guapas. Sonia llevaba un mini vestido negro que le quedaba genial con los tacones plateados, podría decir que iba mas sexy que yo y todo. Julia, como no le gustaban los vestidos ni las faldas, llevaba un pantalón corto de tejano y una blusa bastante sexy y unos tacones de color azul eléctrico. Maria es muy guapa, llevara lo que llevara estaría guapísima. En este caso llevaba un vestido ajustado por arriba y un poco mas ancho por arriba. Lo que estaba bien claro esa noche era que todas estábamos espectaculares. A ver que chico se nos resiste.

Nada mas llegar a la discoteca todo el mundo nos miraba desde arriba a abajo. Entramos y las chicas ya se ligaron unos cuantos idiotas desesperados. Solo era noche de diversión así que le tiré los tejos a otro idiota desesperado. 

Después de una hora y media aproximadamente me mareé con el exceso de alcohol y solo veía  mis amigas bailando con unos chicos. Parecían estar divirtiéndose. No pude contenerme mas y corrí hacia el baño para vomitar. 

Uff, me sentí mejor después de vomitar. Al salir me encontré cara a cara con una chico, me sonaba bastante, pero no recordaba bien. Él me miraba fijamente a los ojos, parecía preocupado. Me cogió un mareo otra vez y empecé a escuchar la voz de ese chico.

-¿Estas bien? - Dijo cogiéndome del brazo.
-Si si, estoy bien, ¿Quien eres?- Dije con mirada curiosa.
-Soy yo, Yerai, ¿No te acuerdas de mi? Estuvimos más de media hora bailando y hablando juntos. - Dijo él con seguridad.
-Llévame a casa.

En ese momento subió el volumen de la música.

-¿Qué? ¡No te oigo!
-¡Me duele mucho la cabeza, llévame a mi casa por favor!
-Ven conmigo, tengo una scooter fuera. - Decía mientras me estiraba de la mano.

Salimos de la discoteca. Alrededor habían chicos y chicas, algunos que esperaban en la cola de la discoteca y otros que salían mareados igual que yo.

Me subí a la scooter de Yerai y me agarré a su cintura. Arrancó la moto y empecé a sentir el frió aire de la noche. Cerré los ojos y los volví a abrir.

-Para, ¡¡Para para para!!

-¿¡Que pasa!?

Suspiré y me bajé de la scooter.


-Nada, que prefiero seguir andando hasta mi casa.

-Vale, como quieras. Espera, voy a aparcar la moto y voy contigo.
-No, prefiero ir sola.
-Es muy tarde y la calle esta muy vacía, no te dejare ir sola.
-¿Quieres que empiece a gritar como una loca y decir que me querías violar?
-¿¿Qué?? Oye, no te dejare sola, _______.
-¡¡Socorro!!
-¡¡Vale!! ¡Como quieras! ¡ Adiós!

Yerai se dió la vuelta y empezo a caminar a direccion opuesta de la que yo iba.

Yo empecé a caminar hacia mi casa, solo estaba a dos manzanas.
Me pareció agradable caminar por la calle vacía y escuchar solamente mis pasos y el muy suave aire que chocaba contra mis mejillas.

Al girar una esquina, ví a un grupo de chicos charlando y rapidamente desville la mirada hacia otro lado.


-¡Oye guapa!- Soltó uno de los chicos del grupo. - ¡¿Que tal si echamos un polvo!?

-Déjala tio... O no. Oye preciosidad, ¡espérame! - Dijo otro chico del grupo.

Yo seguía caminando encogida de brazos intentando no mirar al grupo de chicos. Entonces sentí que una mano me tocaba un poco arriba del codo de mi brazo izquierdo. 


-¡ Suéltame, asqueroso!- Dije esas palabras con mucha seguridad. Pero nada mas mirar a los ojos al chico que me había tocado, me encogí totalmente, parecía una niña asustada de un fantasma. Tenia mucho miedo. Eran cinco chicos, y si no me equivoco parecían estar todos borrachos. 


Me rodearon todos, yo no sabia que hacer, estaba muy asustada y confundida.

Uno de ellos acercó su mano derecha al lado izquierdo de mi cintura. Entonces escuché una voz que me alivió bastante.

-¡Oye, tú! ¡ Suéltala! - Dijo Yerai después de salir de la nada.


En el instante en que los chicos se giraron a ver a Yerai, el se tiró brutalmente sobre uno de ellos. Yerai estaba muy alterado, le dió unos cuantos puñetazos hasta dejarlo sangrando. Después se acercó otro del grupo y despegó a Yerai del otro chico.


-¡No es justo! ¡Vosotros sois cinco, él solo es uno! ¡Dejadnos ir! - Grité yo con los ojos húmedos.

-Oohh, la niña caprichosa está llorando. Dadle una buena paliza al chaval! Y la chica... A la chica la vamos a aprovechar muy bien. - Dijo el chico que llevaba una gorra.
-¡No! ¡¡Por favor!!

Contemplaba como machacaban a Yerai a patadas y puñetazos en todo su cuerpo. Todo pasaba a cámara lenta, y cada golpe que él recibía, rebotaba dentro de mí. De repente, como todo pasa en mi vida, de repente, de la nada, salió un chico con el pelo un poco largo y moreno que no me permitía verle la cara. Parecía estar en forma. Separó a uno de los que machacaban a Yerai y empezó a luchar contra todos ellos. Acabó sorprendentemente con los cuatro y se dirigió al que me agarraba el cuello por detrás y me apuntaba con una navaja. 

-Oye tío, no te acerques más o la chica saldrá herida.

Sin que yo me diera cuenta, el chico del pelo largo sacó una pistola de la parte de detrás del pantalón y disparó rapidamente la mano del chico con la que cogía la navaja.
Me soltó, se miró la mano que no paraba de sangrar y empezó a gritar de dolor.
El chico moreno se acercó muy rápidamente a mi y me cogió en brazos. Yo, asustada, empecé a darle golpes en la espalda y gritar que me soltara.

-¡¡Suéltame!! ¡Yerai! ¡Yerai despierta! - Mientras me quejaba, gritaba a Yerai intentando despertarle, pero él estaba inconsciente con la paliza recibida.


-¡ Cállate ya de una vez, pesada!


No me gusta que la gente me grite de esa manera, pero en ese momento me fijé en su voz, era tan sexy y seductora. Entonces me metió en una furgoneta de color verde oliva. 
<Vaya gusto mas malo que tiene el chico> pensé. 
Después de cerrar la puerta de atrás con llave, se metió en el asiento del conductor y arrancó la furgoneta. 


-¡Oye tu! ¿Quién eres? ¡Déjame ir! ¡Te vas a arrepentir! - Gritaba sin parar.

De repente el chico frenó bruscamente y se bajó del asiento del conductor.


-Venga, ¿Quieres que te deje ir? Venga, baja y haz lo que quieras. - Dijo con voz tranquila después de abrirme la puerta trasera. 


Yo, asustada y curiosa, buscaba sus ojos con mi mirada, aun no los había visto con el flequillo tan largo que él tenia. Él subió a la furgoneta de nuevo y arrancó sin decir nada.

<Vaya chico más extraño. Me secuestra después de salvarme de unos pervertidos, me deja en medio del bosque en plena noche y se va sin decir nada>
No me quedé a ver como se alejaba la furgoneta y empecé a caminar sin saber a donde iba, a penas veia bien el camino, todo estaba muy oscuro. Me cansé y me rendí. Me senté en el suelo y apollé mi espalda contra un arbol. En ese momento me arrepentí de no haberme traído un abrigo a parte del mini vestido. Acerqué las rodillas a mi pecho y las rodeé con mis brazos. Luego me dormí en esa misma posición.

Me desperté con un rallo de sol que me cegaba. De seguida me di cuenta de que estaba en una especie de cabaña de madera y que ya no llevaba el mini vestido de anoche, sino que llevaba un pijama bastante cómodo. Salí de esa cabaña de madera y me encontré un precioso paisaje, pero eso no importaba, me importaba mas saber donde estaba y como llegué hasta ahí.

Me alejé un poco más de la cabaña y mire a mi alrededor. En frente había un gran lago rodeado de montañas. En un lado de la costa del lago, había una barca con remos aparcada al lado de un muelle de madera. 
Había un ambiente tan limpio que me obligó a respirar hondo. En mitad de la expiración, oí unos pasos que se acercaban a mí por detrás. Me giré rápidamente y ví a un chico rubio corriendo hacia la cabaña en la que, supongamos, pasé la noche. 
Estaba confundida y a la vez sorprendida y no sabía que hacer, como actuar ante esa situación. Mi curiosidad me picaba y empecé a correr detrás del chico.

-¡Eh! ¡Espera! - Grité mientras corría hacia el chico rubio.


En un instante me encontraba dentro de la cabaña. Entonces me asusté mucho al ver que estaba el chico moreno de la furgoneta verde de espaldas a mi. No entendía nada, eso parecía uno de esos sueños en los que pasan cosas sin sentido y que por mucho que le des vueltas, no entiendes de que va la cosa.  


-Oye, chico raro. No sé quien eres, ni tampoco me interesa mucho. Solo quiero volver a mi casa. - Dije directamente.


El chico seguía de espaldas a mí sin decir nada.

-¿Me oyes?

Miré alrededor y posé mis manos en mi cintura. Después me fije en la ropa. Y sí, era la misma con la que vi a al otro chico rubio. 
El chico moreno se giró dándome la cara, pero aun así no le veía los ojos, con eso me entraron ganas de cortarle el flequillo y ver si tiene dos ojos humanos como los míos o era un alien y solo tenía uno en mitad de la frente. 


-Veo que te has despertado de mal humor. ¿Has probado a cenar All Bran? - Dijo él con una sonrisa preciosa.

-¿Qué es esto? ¿Un anuncio de cereales? - Pregunté cruzando los brazos.

Y volvió a sonreír.


-¿Quién eres? ¿Dónde estoy?¿Porqué me has traído aquí? - Decía sin dejarle hablar a él.

-¿Qué tal si cierras el pico y me dejas explicarte mi plan? - Preguntó.
-¿Plan?
-Sí, plan. Te he secuestrado. No quiero hacerte daño ni nada, pero estoy en mucha falta de dinero. Así que llamaré a tus papis y les pediré una cantidad de dinero para el rescate. No quiero tener ninguna relación más contigo. Te daré de comer y beber. Ropa de chicas no tengo, pero puedes ponerte mis chandals, camisas, pantalones... ¿Algo más que aclarar? Sí, en el cuarto de baño tienes compresas si las necesitas. Y por ultimo, no hay ducha, tendrás que bañarte en el lago de en frente.
-Vaya, un secuestrador considerado. Pero lo del baño en el lago no me convence.
-Pues tendrás que conformarte. Ahí tienes tu desayuno. - Dijo después de dejar el plato en la mesa.

Me senté y le dí un bocado a la tortilla. Él también se sentó a desayunar. Me había secuestrado, pero por algo me gustaba su forma de ser. Yo no apartaba la mirada de él, mientras que él solo estaba pendiente de comer bien.


-¿Puedes subirte el flequillo? - Pregunté después de tragarme saliva.


Él se tragó lo que tenía entre dientes y preguntó:


-¿Porqué?
-Para verte los ojos. - Respondí yo con claridad.
-No me gustan, son verdes.
-Pues súbete el flequillo para que pueda verte la cara. - Dije yo con una media sonrisa en la cara.
-Soy tu secuestrador, no puedes verme la cara. - Dijo él antes de beber un trago de zumo de naranja.
-Por cierto, ¿Quién era el chico rubio que entraba en la cabaña? - En el momento que solté esa pregunta, él se puso un poco nervioso.
-Nadie. Tu recoges lo tuyo y lo limpias. Me voy a hacer cosas mías, no intentes escapar, empeorarías más las cosas porque estás en medio de una vegetación abandonada y muy lejos de donde vives. - Decía mientras se ponía su abrigo.

Por suerte yo era bastante lista y deduce rápidamente que el chico rubio era él y lo que llevaba en la cabeza era una peluca sin lavar desde hace tiempo.

Esperé a que se fuese de la cabaña para escaparme. No se irá a creer que me quedaré de brazos cruzados como una tonta. 

Cuando se fue, fui directa a un armario que había ahí y lo abrí. Había un pantalón deportivo y una sudadera negra. Cogí las dos prendas y me las puse. Salí de la cabaña, y me quedé bloqueada al encontrarmelo en frente mio en la puerta.

-¿No te he dicho que no intentaras escapar? - Dijo él acercándose a mí.

Le empujé y empecé a correr alejandome. Él era tan resistente que casi no se movió. Empezó a correr detrás de mí y yo me puse muy nerviosa. Entonces me alcanzó y me atrapó la cintura por detrás. Yo agaché la cabeza y le mordí las manos. Me soltó bruscamente y se miró la mano, asegurandose de que no tenia ninguna marca de mis dientes. Yo, en el suelo aun, le miré asustada y, al intentar levantarme del suelo, él me cogió la mano y me estiró caminando hacia la cabaña.
-¡Sueltame! ¡Me haces daño! - Grité antes de tirarle de la peluca.

Su cabeza brilló, era muy rubio. Se giró con los ojos muy abiertos y se los vi. No eran verdes como dijo él, eran azules, de un azul fluorescente, tenian luz propia. Perdí un poco de fuerza al hundirme en sus ojos y él aprovechó para meterme a la fuerza en la cabaña. Cerró la cabaña con llave y me miró.

-Mira, podemos ser amigos hasta que tu padre me traiga el dinero, o también puedo taparte la boca con cinta adhesiva, tú eliges.
-Seremos amigos - Dije yo con la respiración agitada.

Empezó a andar hacia algún sitio y yo no apartaba la mirada de él. Cogió un bolso que llevaba conmigo y cogió el móvil. Empezó a buscar algo y después me miró.

-¿Este es el numero de tu padre? - Dijo enseñándome la pantalla del móvil.
-Sí, es ese. No le preocupes por favor.

Sin decir nada pulsó el botón de llamada y puso el teléfono en su oreja.

Esto fue lo que escuché:

-Tengo a su hija. No le haré daño. Solo quiero 30.000 euros. Quiero el dinero antes de que pase una semana. Cuando tenga el dinero, llámeme al móvil de su hija y quedaremos para entregármelo. 

Y colgó. No creo que mi padre hubiese tenido oportunidad de decir algo.

Pasé todo el día sentada en el muelle de madera. 

Por la tarde, quise darme un baño aun que fuese en el lago, así que me levanté, fui a buscar una toalla para luego y fui a bañarme. El agua estaba congelada, pero luego ni la notaba. En un momento le vi, a él, al chico rubio con los ojos preciosos. Estaba saliendo de la cabaña, pero ni tan solo miró hacia el lago.
Salí del lago después de un rato y me tapé con una toalla que había cogido del armario del chico rubio. 

-¿Te gustó la ducha? - Dijo él desde lejos.
-Un poco fría, pero relajante. - Respondí con una sonrisa forzada.

Entré a la cabaña y me vestí con otro chándal y otra sudadera de las suyas. Después entro él y me empezó a mirar fijamente.

-Estas muy sexy con el pelo mojado. - Dijo él con una media sonrisa.
-Gracias. - Dije con voz tímida.
-Ven conmigo.
-¿Qué? ¿A donde? - Pregunté extrañada.
-No te cogeré de la mano, ven conmigo si no quieres perderte una cosa... brillante. - Dijo con la sonrisa mejor marcada en su cara.
-Vale.

Él fue andando delante de mi y yo detrás de él. Llegó al final del muelle de madera y paró. 

-Sube en la barca.
-No me iras a ahogar con la barca, ¿No?
-Jajaja... No. Tu sube, te voy a llevar a un sitio.

Subí en la barca y me senté en el lado donde no habían remos. Luego subió él y empezó  a remar.

-Oye, dime como te llamas, por favor. - Dije mirándole.
-Jan, me llamo Jan. Y usted señorita, se llama... - Dijo con mirada curiosa.
-______.

Y entonces nos sonreímos.

-Ya hemos llegado. - Dijo parando de remar. 

Donde paró, había otro muelle de madera. Primero bajó él de la barca y después me ayudó a bajar cogiéndome de la mano.

-Vamos, me gusta mucho verlas.
-Pero... ¿El qué?
-Ven conmigo.

Subimos un pequeño camino hasta llegar a un lugar con unos cuantos arbustos y mucha hierva en el suelo. Ya era de noche y estaba bastante oscuro.

-¿Qué tengo que ver? - Pregunté extrañada.
-¡Mira! ¡Ahí está la primera! - Dijo señalando algo que yo no veía.
-No... No veo nada.
-¿Ves eso brillante? Es una luciñernaga. Ahora saldrán muchas más.
-¿Luciérnagas?
-Sí, esos insectos que les brilla el culete...
-Ya se lo que son, y tu no lo estabas definiendo muy bien que digamos, pero nunca las había visto con mis ojos.
-Mira, ya salen, y ahora podrás intentar atraparlas.

Era precioso. Una noche oscura, al lado de un gran lago, en medio de unos arbustos, rodeada de luciérnagas brillantes que no paraban de moverse.

-Prefiero solo mirarlas, son preciosas. - Dije mirando alrededor.
-Como quieras.

Estuvimos un largo rato mirando luciérnagas. Luego subimos a la barca y volvimos a la cabaña. Lleguemos al muelle de madera donde estaba la cabaña y, al intentar bajar de la barca, me resbalé y me caí sobre Jan. Sus ojos brillaban, notaba la presencia cercana de sus labios, me alejé un poco, pero él se acercó. Me agarró mis labios con los suyos y me atrapó entera, hasta mi corazón.

Esa noche fue muy especial, lo hice con Jan. Todo era raro y bonito a la vez hasta que escuché el ruido de un helicóptero que estaba encima de la cabaña. 

Jan salió corriendo hacia fuera porque decidió entregarse, pero estábamos rodeados de coches de policía y alguien disparó contra él. 

Al salir de la cabaña, vi con mis ojos la escena, me tapé la boca y empecé a llorar.

En ese momento vi a mi padre y a Yerai acercarse. Mi padre me inspeccionó entera para asegurarse de que no me hizo daño y me abrazó.

-Ya pasó, cariño, no llores. - Me dijo al oído mientras me abrazaba.

No quise decirle a nadie que me había enamorado del chico que me secuestró.

Yerai me pidió ser su novia, y yo acepté, porque lo único que quería era dejar de pensar en Jan, pero nadie conseguía que me olvidase de él. Consiguió algo que nadie había conseguido hacer antes: enamorarme.




No hay comentarios:

Publicar un comentario