Capítulo 14:
Llegamos a casa de Travis y nos bajamos de la moto. Su casa es grandiosa, al igual
que su jardín que rodea toda la casa, dejando más espacio detrás de ella, ya que
allí tienen la piscina climatizada. Entramos en su casa y nos quitamos la
chaqueta. Después de dejar la mochila y las chaquetas en el recibidor nos
dirigimos a su salón. Es muy grande, que digo, ¡es grandioso!
-Con que eras poco rico eh... - Le digo mientras
observo el salón.
-Pues esto solo es el principio.
Me coge de la mano y me va enseñando la casa. Nos
damos cuenta de que estamos solos, bueno, Duna nos persigue a cada paso que
vamos dando por el interior de la casa. Sus padres no están, hemos visto una
nota en la cocina en la que decían que volverían tarde. Mientras ayudo a Travis
con la comida voy pensando en lo que me ha dicho Lídia: ¿Debería cantar? ¿Cuál
será la sorpresa que haga que cante? Pero me da muchísima vergüenza cantar...
-¿En qué piensas _______? Te veo un poco preocupada… -
Me dice cogiéndome de la cintura.
-Es que hoy el director me ha dicho que… -
-¿Que has hecho ya?
-Nada, nada. Simplemente ha venido a clase y ha dicho
que tengo que cantar…
-¿Qué hay de malo en que tengas que cantar?
Le explico lo que pasó hace dos años mientras comemos.
Después, nos sentamos en el sofá y mientras vemos la tele seguimos hablando.
-Yo creo que deberías cantar. – Me dice él.
-No quiero cantar. No puedo.
-Claro que puedes, lo sabes. Solo necesitas superarlo.
-¿Y si no puedo superarlo? Además, Lidia, una
profesora muy simpática, me ha dicho que tiene una sorpresa para mí que hará que
cante, no sé que puede ser. Estoy intrigada.
-Si ella te ha dicho eso querrá decir que sabe la
manera y que acabarás cantando. Sea cuál sea la sorpresa, pequeña.
-No estoy muy segura.
Después de estar un rato viendo la tele, Travis me
deja un bañador de su hermana Lucía. Cuando ya me lo he puesto, me pongo la
ropa por encima y cojo también la toalla que me ha dejado. Me dirijo a la
piscina que está detrás de la casa, abro la puerta del recinto y en el interior
lo veo, sentado en el borde de la piscina, esperándome.
En cuanto Travis oye el ruido de la puerta, me mira y
sonríe. Yo me dirijo hacía una de las hamacas y me quito los pantalones. Los
dejo encima de esta y después me quito la camiseta. No quiero que se estropee
la pulsera, así que también me la saco y la dejo en uno de los bolsillos del
pantalón. Camino hacía él y me siento a su lado.
-¿Por qué te has quitado la pulsera? – Me pregunta,
mirando mi muñeca.
-No quiero que se estropee. – Le contesto- ¿Nos
bañamos?
-Sí, pero espera.
-¿Por qué?
-Porque tienes algo aquí… - Dice situando su mano en
mi cara, haciéndome una caricia.
-Ah, ¿sí? ¿Y que tengo? – Le digo, sonriéndole.
-Una sonrisa perfecta.
Eso me hace sonreír más y sentirme mejor. ¿Cómo puede
ser tan dulce?
-Te quiero.
-Yo no.
-¿No?
-No. – Dice serio, aunque sé que va en broma.
-¿Y qué tengo que hacer para que se convierta en un
sí?
-Esto.
Se levanta. Me da la mano y yo también me levanto.
Después, rápidamente, me coge y me tira a la piscina. Él también se tira. Al
salir del agua no lo veo. Me extraño.
-¿Travis?
Después siento como está detrás y como me susurra al
oído.
-Coge aire y cuando estés abajo, no abras los ojos.
¿Lo harás?
-¿Por qué no los puedo abrir?
-Deja de preguntar y coge aire.
Le hago caso y cojo aire. Acto seguido siento como
Travis hace que los dos no sumerjamos. Le hago caso y sigo con los ojos
cerrados. Hay movimiento a mí alrededor. Después, sus manos se posan en mi
cara, suavemente y sus labios se juntan con los míos. Formando de nuevo otro
beso, formando un te quiero. Un te quiero, que no sería el último.
No hay comentarios:
Publicar un comentario