viernes, 25 de mayo de 2012

Solo tú sabes el motivo de mi sonrisa - Capiulo 14



Capítulo 14:

Llegamos a casa de Travis y nos bajamos de la moto. Su casa es grandiosa, al igual que su jardín que rodea toda la casa, dejando más espacio detrás de ella, ya que allí tienen la piscina climatizada. Entramos en su casa y nos quitamos la chaqueta. Después de dejar la mochila y las chaquetas en el recibidor nos dirigimos a su salón. Es muy grande, que digo, ¡es grandioso!

-Con que eras poco rico eh... - Le digo mientras observo el salón.
-Pues esto solo es el principio.

Me coge de la mano y me va enseñando la casa. Nos damos cuenta de que estamos solos, bueno, Duna nos persigue a cada paso que vamos dando por el interior de la casa. Sus padres no están, hemos visto una nota en la cocina en la que decían que volverían tarde. Mientras ayudo a Travis con la comida voy pensando en lo que me ha dicho Lídia: ¿Debería cantar? ¿Cuál será la sorpresa que haga que cante? Pero me da muchísima vergüenza cantar...

-¿En qué piensas _______? Te veo un poco preocupada… - Me dice cogiéndome de la cintura.
-Es que hoy el director me ha dicho que… -
-¿Que has hecho ya?
-Nada, nada. Simplemente ha venido a clase y ha dicho que tengo que cantar…
-¿Qué hay de malo en que tengas que cantar?

Le explico lo que pasó hace dos años mientras comemos. Después, nos sentamos en el sofá y mientras vemos la tele seguimos hablando.

-Yo creo que deberías cantar. – Me dice él.
-No quiero cantar. No puedo.
-Claro que puedes, lo sabes. Solo necesitas superarlo.
-¿Y si no puedo superarlo? Además, Lidia, una profesora muy simpática, me ha dicho que tiene una sorpresa para mí que hará que cante, no sé que puede ser. Estoy intrigada.
-Si ella te ha dicho eso querrá decir que sabe la manera y que acabarás cantando. Sea cuál sea la sorpresa, pequeña.
-No estoy muy segura.

Después de estar un rato viendo la tele, Travis me deja un bañador de su hermana Lucía. Cuando ya me lo he puesto, me pongo la ropa por encima y cojo también la toalla que me ha dejado. Me dirijo a la piscina que está detrás de la casa, abro la puerta del recinto y en el interior lo veo, sentado en el borde de la piscina, esperándome. 

En cuanto Travis oye el ruido de la puerta, me mira y sonríe. Yo me dirijo hacía una de las hamacas y me quito los pantalones. Los dejo encima de esta y después me quito la camiseta. No quiero que se estropee la pulsera, así que también me la saco y la dejo en uno de los bolsillos del pantalón. Camino hacía él y me siento a su lado.

-¿Por qué te has quitado la pulsera? – Me pregunta, mirando mi muñeca.
-No quiero que se estropee. – Le contesto- ¿Nos bañamos? 
-Sí, pero espera.
-¿Por qué?
-Porque tienes algo aquí… - Dice situando su mano en mi cara, haciéndome una caricia.
-Ah, ¿sí? ¿Y que tengo? – Le digo, sonriéndole.
-Una sonrisa perfecta.

Eso me hace sonreír más y sentirme mejor. ¿Cómo puede ser tan dulce? 

-Te quiero.
-Yo no. 
-¿No?
-No. – Dice serio, aunque sé que va en broma.
-¿Y qué tengo que hacer para que se convierta en un sí?
-Esto.

Se levanta. Me da la mano y yo también me levanto. Después, rápidamente, me coge y me tira a la piscina. Él también se tira. Al salir del agua no lo veo. Me extraño.

-¿Travis?

Después siento como está detrás y como me susurra al oído.

-Coge aire y cuando estés abajo, no abras los ojos. ¿Lo harás?
-¿Por qué no los puedo abrir?
-Deja de preguntar y coge aire.

Le hago caso y cojo aire. Acto seguido siento como Travis hace que los dos no sumerjamos. Le hago caso y sigo con los ojos cerrados. Hay movimiento a mí alrededor. Después, sus manos se posan en mi cara, suavemente y sus labios se juntan con los míos. Formando de nuevo otro beso, formando un te quiero. Un te quiero, que no sería el último.




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