Capítulo 15:
Al día siguiente me despierto contenta, feliz
aunque nerviosa. Me visto rápido con unos botines marrones, unos pantalones
pitillo y una camiseta de manga corta rosa y negra a rayas y encima una
chaqueta de esas finas negra. Hoy no llevo la mochila ya que es el festival
pero sí que llevaré un bolso. En él pongo maquillaje, las llaves, el móvil y el
monedero.
Cuando llego a la cocina parece que mis padres cuchichean y sonríen.
-Buenos días, ¡eh! – Les digo para que se enteren
de que he entrado. Ellos se giran, sorprendidos y se callan al momento. - ¿Qué
os pasa?
-Sabemos que hoy es el festival y que vas a cantar, y vamos a ir. – Dice mi padre.
-¿Y quién os lo ha dicho?
-Tra... – Mi madre le interrumpe.
-Lidia, cariño. Nos llamó Lídia y nos lo dijo.
-Ah… Pero aun no sé si cantaré ¡eh!
-Seguro que sí. - Dice mi padre formando una
sonrisa a mi madre.
-¿Oye pero que os pasa? ¡Estáis mal eh!
Miro la hora. ¡Mierda! Y media, joder, joder,
joder…
-Papá, mamá, voy a llegar tarde, ¡me tengo que ir!
-Travis te está esperando fuera. - Suelta al fin mi
madre.
-¿Qué? ¿Cómo sabéis…?
-Él nos llamó ayer. Y dijo que con nosotros allí te
sentirías mejor y cantarías. – Explica mi padre.
-También nos dijo que le gustaría estar allí
también pero que no puede. Tiene clase. – Dice mi madre.
-Ya… Pues no es que me convenzáis mucho…
-¿Quieres que esté él, verdad? – Pregunta mi padre
sonriéndome.
-¡Sabéis la respuesta, no sé porque preguntáis!
En ese momento me suena el móvil. Es él. Sonrío y
lo cojo.
-¡Feo! – Le saludo con cariño.
-¿Cómo que feo?
-¿Prefieres que te llame: Niño rico?
-Prefiero feo. – Dice riendo.
-Ya sé que estás fuera, queda media hora para que
entre en clase. ¿Llevas a Duna?
-No, he venido en moto para llevarte a clase.
-Espera, te abro y te presento a mis padres.
-Bueno… Vale.
-¡No muerden, tranquilo!
Sé que esta sonriendo. Así que yo también formo una
sonrisa en mi rostro. Mis padres miran cada gesto que hago y mi madre también
sonríe.
-Ahora te abro.
-Vale, hasta ahora pequeña, te quiero.
-Y yo… - Le digo formando otra sonrisa, esta vez de
enamorada perdida.
Cuelgo el teléfono y mientras me dirijo al
interfono para abrirle, aviso a mis padres.
-¡Comportaros, por favor!
-¡No te preocupes! – Me tranquiliza mi madre.
Abro a Travis y mientras sube lo espero con la
puerta del piso abierta y apoyada en la pared que da a las escaleras. Sube las
escaleras de dos en dos y va bastante rápido. Llega hasta mí y me besa. Luego
lo abrazo mientras le hablo.
-Subes las escaleras rápido, eh…
-¿Para verte? Subiría más rápido pero es que son
las siete y algo y no es plan…
-Me basta. ¡Jajajaja!
-De buena mañana y riendo. ¿Qué ha pasado ya?
-Mis padres… Por cierto, ¿Cómo conseguiste hablar
con mis padres?
-Alguien me dio el teléfono de tu madre…
-Y ese alguien es Miriam.
-¡Exacto! Eres adivina.
-Y tú eres capaz de hacer cualquier cosa.
-Solo por ti, pequeña.
Le dedico una sonrisa y él me la devuelve. Le cojo
de la mano y entramos en casa. Cierro la puerta y nos dirigimos hacía la
cocina. Mis padres se han levantado de la mesa y han recogido el desayuno,
mejor.
-Papá, mamá, este es Travis.
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