domingo, 11 de diciembre de 2011

GAME OVER



Se sentaron juntos. Distanciados. En la misma mesa. Cada uno con su bebida. Ella con su café, él con su té. Sin decir una sola palabra. Silencio. Respiraciones entrecortadas. Suspiros interminables. Miradas, y mas miradas, no de amor, algunas de tristeza, algunas de confusión, otras de dolor, alguna que otra de desilusión...
Tras darle un sorbo a su café. Ella le miró a los ojos. Él esquivo esa mirada. No quiso. Nunca quiso. Tras esa negación, ella hablo.


-¿A que juegas? - le dijo ella.


En ese momento, él miro hacia la barra donde la camarera limpiaba un par de vasos, soñando con una sonrisa diaria. Trago saliva, y habló.


-A vaciarte la mente. A dejarte sin ninguna réplica. - dijo el, acercándose a la mesa, luego volviendo a recostar su espalda en la silla.
-No me gusta ese juego, y menos si he jugado sin saber. - dijo ella.


Ella no tardo en contestar. No tardo en devolverle la palabra. Quería ver la angustia que sufría él al verle con tantas palabras, cuando a él le faltaban todas.


Él se revolvió en la silla, se llevo el vaso a los labios. No bebió. Estaba haciendo tiempo. Pero el tiempo no se hacía. 


Ella se recostó en la silla. Bebió. Saco un boligrafo de su bolsillo, y empezó a girarlo entre sus dedos. Inconstante. Para tranquilizar sus nervios. Le tocaba tirar palabra a él, no a ella. Aunque se muriera por soltar varias. Pero tenía que esperar. Esperar a la espera. Algo que parecía no tener fin. El café se estaba acabando. 


-Has jugado sabiendo. Desde el principio, y parece ser, que hasta el final. - dijo el.
-No me has dejado saber. No me has dejado adivinar. Es un juego cerrado, y nunca me has dejado salir. En un sin sentido, y yo seguía. No se porque, pero seguía.


En ese momento. Las palabras terminaron, junto con el café. La camarera recorria el bar en busca de la sonrisa diaria. Ella le miro por última vez. Se levantó. Y jamás le dijo una palabra más. 


GAME OVER.



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