sábado, 10 de diciembre de 2011

Verdad de la vida#



Camino al instituto, pienso en cuantos millones de años tardó la Tierra en tener vida, para tardar en morir en cuestión de minutos. Los seres vivos son frágiles, incluyendo a seres humanos. Que por un pequeño accidente o situación, dejaré de respirar. Cuando salgo de casa y cruzo la calle, me doy cuenta de que si calculo mal, un vehículo puede atropellarme fácilmente. Cuando entro en un piso, pienso que si se cae o se derrumba, sentiría el peso de la gente junto con los vidrios rotos y los golpes de los barrotes de metal. Y si no muero ahí, moriría fácilmente en el hospital por no llegar a tiempo. Si me asaltan en la calle o en un edificio, el delincuente podría fácilmente dispararme o clavarme su cuchillo solo porque no tengo dinero suficiente para darle. De tantas formas puedo morirme, ya sea por intoxicarme con la comida, o porque se me cayó algún objeto pesado encima, o por tocar algún cable pelado… Si, lo sé. Con todo esto aún me extraño cómo la gente no es tan paranoica y no vive encerrada en sus casas. Todos tienen miedo a la muerte, pero muy pocos piensan tanto en eso. El miedo es algo que nos hiela, es un mecanismo de defensa para sobrevivir. Sin el miedo, la humanidad ya hace tiempo se habría extinguido. El que diga que no siente miedo y mire a ambos lados antes de cruzar la calle, es un mentiroso. Aún así, con todos esos peligros, prefiero salir de casa y seguir caminando. No vale la pena ocultarse de la muerte, porque la muerte siempre nos encontrará. Por lo tanto, debemos convivir con eso y salir, trabajar, estudiar, pelear, amar… Todo lo que el ser humano hace durante su existencia. De todas formas, si no salimos en el diario en la sección “Sociales”, saldremos en la sección de “Fúnebres”. Con esto, ya seremos historia.
¿Nunca habéis pensado en quien estaría triste cuando os murierais, o como reaccionaria la gente? Pues estaréis pensando: "pues mi familia y mis amigos estarían muy tristes..." o otros, como yo, pensaran en que "amigos" estarían tristes, en como lo pasarían, y cosas por el estilo.


Como he dicho tantas veces: ¡A vivir la vida, que son dos días!


Un día, cuando era pequeña, mi padre me dijo: "Princesa, no le tengas miedo a la muerte, tenle miedo a la vida..."

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