De pequeña le temía a la oscuridad, ahora le teme al amor. De pequeña pensaba que éste era una fuente inagotable de felicidad, ahora le inspira rechazo. Y no sabía encontrar ese punto intermedio tan necesario, pero no era su culpa. Le habían hecho daño tantas veces que su corazón no aceptaba más remiendos, asi que utilizando los pedazos rotos de su viejo corazón decidió construirse uno nuevo, amurallado, más protegido que cualquier otro. Nadie sabía que había detrás de esa muralla, no aceptaba cumplidos de nadie, que nadie le dijera lo bonita que era. Tal vez fue inteligente, vivía tranquilamente sin dolor, pero rara vez se la veía reir. Se autoprotegió demasiado, pero por suerte, no lo suficiente... En cuanto la persona adecuada le dedicó las palabras correctas, su muralla se tambaleó. Entonces creció su miedo, el miedo a volver a sufrir, el miedo a repetir todos los errores del pasado. Pero esta vez decidió darse una oportunidad, estaba cansada de vivir en una burbuja, quería arriesgarse, ilusionarse, equivocase, incluso hacerse daño... Quería vivir.
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