-¿Tu nunca te quejas?
-¿Como?
-Te han pegado un tiro, te han metido droga en vena y estas hay sonriente como si acabases de salir de un balneario... Todo te parece bien.
-Bueno yo que se... ¿De que quieres que me queje? Solo me puedo quejar de una cosa.
-¿De que?
-De llegar el segundo día de tu boda, mira, el primer día que te vi ibas vestida de novia por las calles de la Gran Vía y lo primero que pensé fue: "¡Quien ha sido el hijo de puta que se me a adelantado!". Ese día te dejé escapar, apareció otro tío, y volví a ser el segundo, y es una putada... Porque una mujer no se viste de novia nada más que una vez en la vida y lo que me tocaba a mi, ya pasó, y pasó con otro... Y por esa chorrada, por esa tontería no pude casarme contigo.
-¿Te quieres casar conmigo? Bueno, ya sé que soy una mujer casada y que esto en vez de una boda sería una coboda, y que más que tu esposa sería tu coesposa, y bueno probablemente le tendría que robar el vestido de novia a mi tía y tu te tendrías que hacer uno de papel de periódico y que no tendríamos ni cura, pero si tú una vez quisiste casarte conmigo, pues yo quiero hacerlo hoy. ¿Tienes algo mejor que hacer?
-No... ¡Que si coño, que si! ¡Que me quiero casar contigo!
-Tú dame una hora. Yo me encargo de ponerme guapa y tu te encargas de los añillos y de hacerme feliz.
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